“…Que no haya entre ustedes, nadie que practique adivinación, hechicería,
ni quien consulte a los muertos o a los espíritus, porque esto es
Abominable ante el Señor Tu Dios...” Deuteronomio, 18:10-12.

¿Existen o no existen los videntes?

Con estas palabras, iniciamos una reflexión acerca de los llamados
“Videntes”. La cuestión está en que, la biblia no niega que existan, sino
que prohíbe estas prácticas. De allí que también se conozca el viejo dicho
popular: “de que vuelan, vuelan”, para referirse a
aquellos que practican la brujería, hechicería, adivinación y otras
actividades paranormales. Pero, lo que realmente abunda es el engaño y los
timadores, que se hacen pasar por personas con estos dones, dotes o
cualidades, que, si nos vamos a un análisis entre líneas de lo que dice la
biblia, realmente si existen; pero no son estos que lo
hacen es para aprovecharse de quienes buscan, necesitan o ansían
respuestas, en relación a lo que ocurre o creen que pueda ocurrir con sus
vidas, dada una serie de acontecimientos, circunstancias y las
posibilidades que le rodean.

¿Por qué se dice que los videntes son delincuentes?

Además de hablar de la opinión de expertos en varias disciplinas de la
ciencia que establecen que todo existe en un plano físico y material, que se puede comprobar y refutar,
también podríamos citar lo que la religión determina, no solo la católica,
sino la gran mayoría de las basadas en el cristianismo y las que tienen una
concepción teológica: no se puede predecir el futuro, se
puede construir, forjar, planificar, pero no se puede saber. Cuando
aparecen los videntes, también aparecen sus víctimas, que no son más que
personas en medio de necesidades críticas, que buscan una respuesta
diferente, tangible o intangible, pero que le haga sentir mejor o por lo
menos, le de otra perspectiva de lo que desea saber. Pero la gran mayoría
de estos llamados videntes, son delincuentes porque solo se dedican a
aprovecharse de esas situaciones, para engañar, estafar y timar a quienes
les buscan, sin poder darles garantía alguna de que, al hacer una consulta,
llevar a cabo una serie de rituales, comprar cientos de
cosas, la situación va a cambiar a su favor.